En esta oportunidad queremos detenernos en una palabra que utilizamos mucho pero que pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre su significado e importancia.
La palabra "EMPATÍA" hace referencia a una capacidad excepcional que tenemos las personas para poder conectar con los demás y así construir vínculos sanos y de confianza.
Como seres sociables, estamos en constante vínculo con el otro, sea nuestra familia, nuestros amigos, pero también en el ámbito laboral con nuestros compañeros y equipos.
Cuántas veces en nuestros trabajos precisamos llegar a resultados junto a otras personas, con las cuales sintonizamos muy bien, pero con otras no tanto. De todas maneras, tenemos que alcanzar los objetivos y resultados que nos propusimos. Esto nos plantea el desafío de gestionar conflictos o conversaciones difíciles, donde tener desarrollada la habilidad de empatizar con el otro nos da recursos para resolver estas situaciones de mejor manera.
Es interesante saber que tal es la importancia de esta habilidad, que es una de las competencias clave en el ámbito laboral en este siglo XXI.
La empatía se define habitualmente como la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. Pero hay mucho más en esta palabra, más intención y esfuerzo. Además de entender cómo ve el otro la situación y qué está sintiendo en su interior (emociones), esta habilidad nos desafía a reconocer el porqué de sus sentimientos, respetando la forma de sentir y pensar, sin juzgarla.
La empatía, muchas veces se encuentra estrechamente vinculada con la compasión, es decir, con el deseo de que la otra persona se sienta mejor y se libere de lo que la apena.
Habiendo avanzado sobre el significado de esta competencia, podemos mirarnos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean observando diferentes niveles de desarrollo. Seguramente recordemos alguna situación donde nos molestó la falta de empatía de otra persona o, por el contrario, agradecemos de forma muy sincera el haberla recibido. La buena noticia es que la empatía es una capacidad innata que tenemos todas las personas y que podemos trabajarla, buscando una mejor versión de nosotros y mejorar cómo nos relacionamos con los demás.
En este sentido tengamos en cuenta:
• Practicar la escucha atenta. Es decir, llevando la atención al otro, a lo QUÉ me está diciendo y al CÓMO me lo está diciendo.
• Desarrollar una actitud de apertura. Con la intención de querer comprender al otro, de forma profunda, lo que piensa, siente y cree. Aquí es importante el respeto a lo que esta persona está sintiendo o pensando, sin juzgarla.
• Hacernos preguntas, poniéndonos en su lugar. ¿Qué sentiríamos si viéramos la situación como él o ella?, ¿cómo hubiéramos actuado?
• Finalmente accionar, a veces tan solo regalándole nuestra atención, nuestra escucha, contribuyendo a que la persona se sienta mejor y comprendida.
